The House that Bled to Death (Tom Clegg, 1980)


AKA:
La casa que se desangró hasta morir
DIRECTOR:
Tom Clegg
GUIONISTA:
David Lloyd
CASTING:
Nicholas Ball, Rachel Davies, Brian Croucher, Patricia Maynard, Milton Johns.
PAIS:
Gran Bretaña / Estados Unidos
COMPAÑIA:
Hammer Film Productions

"La casa que se desangró hasta morir" o "Las dos cimitarras" (título más desconcertante, si cabe...), es un film infame desde todos los puntos de vista. Aunque quizás para los menos exigentes, la ambientación está lograda, pero claro, es que Inglatelandia, es como una especie de decorado inmenso, apto para todos los films, sobretodo, para los infra-films, necesitados, éstos, de ambientaciones muy especiales.
El argumento nos recuerda a la típica trama sobre una casa encantada, que a raíz, eso sí, supuestamente, del asesinato de una anciana, por parte de su marido, y su posterior despiece para el abonado de la pequeña finca, parece maldita y llena de extraños y perturbadores sucesos.
Si has visto la película entera, puedes seguir leyendo…

Imagen

Entonces, un día, aparece el típico matrimonio, con su adorable hijita. Aparentemente, se nos muestra una familia normal, aunque eso sí, algo andrajosa y bastante sucia. Analizar el detalle del mantel que encuentra el marido en un sucio armario de la cocina, y lo pone bajo los bocatas, mientras desayunan su mujer y su vecina… Los vecinos tienen un papel muy importante, pues 'somos nosotros'… la mayoría de veces, nos identificamos con facilidad con el marido, cuando espía a su vecina, la nueva inquilina, por la ventana, delante de su mujer, sin ir más lejos. Concretamente, la vecina, no para de preocuparse por los nuevos inquilinos, y claro, nos es familiar y próxima, afable e inocente, preocupándose por todo…

El director juega con nosotros, mostrándonos escenas que nos impedirán dilucidar las intenciones reales de estos inquilinos tan peculiares hasta el final del film. La primera escena turbadora para hacernos entender al final, la auténtica realidad, es el detalle del marido, enculando por detrás a su 'esposa' el primer día de traslado, mientras ella le dice… -Ahora no, quedamos en que no… (o algo así…). Tu te preguntas: -¿Por qué no? ¿Acaso están de 'morros'…? ¿o quizás la mujer es muy religiosa…?
Ya, al final del film, te das cuenta del porqué. Así como este detalle, existen un par o tres más, durante toda la película…

Imagen

Al principio de ver el infra-film, y empezar a ver las cosas extrañas que suceden, te imaginas, una peli de esas, en las que pasan cosas alucinantes, sin motivos aparentes. Una peli de fantasía, sin sentido alguno. De hecho, a medida que pasan los minutos, te vas creyendo más, que la película es infame al 100%. Pero al final, atas algunos cabos, y aunque no ves claras, algunas de las escenas, te sorprendes gratamente. Resulta que todo fue un montaje de un editor de novelas y la supuesta 'familia'. De hecho, no son ni familia ni nada, simplemente, son un grupo de gente que estuvieron fingiendo que les pasaban cosas anormales, durante todo el tiempo para la posterior creación de una novela sobre los acontecimientos ocurridos durante su estancia en la casa de los chorreos, y cobrar por la historia un millón de dólares, como mínimo, repartiéndose con el editor, los beneficios.
Aunque, no contaron con el gato...

Imagen

Esta historia me ha recordado el caso de Madeleine McCann, la niña inglesa, desaparecida en Portugal. Se ha especulado mucho sobre el caso, y la verdad, no sé como ha acabado, pero la familia acabó recaudando millones de Libras entre donaciones, y entrevistas, cosa que bueno, extraña un poco.

El resultado final, es infame pero muy ameno. A mi parecer, el ritmo es adecuado, precipitándose quizás en exceso, hacia el final, pero no se puede pedir más a un acertado Tom Clegg y a un repertorio pasable, exceptuando Nicholas Ball, el marido, el cual, no pasa del 2, aunque aquí, en Infra-films, ya ha alcanzado el estatus de actor de culto, por su infame labor de actor de pacotilla. Los vecinos, nos recuerdan a los adorables vecinos de los Roper, ella tan afable, y el, tan pasota.

Imagen

Algunas escenas infames:
  • Will, pintando el mismo trozo de ventana, durante un buen rato; de hecho, ya pinta el mismo madero cuando su mujer va de compras, y al volver ella, al cabo de una hora, todavía está pintando el mismo madero. ¡Extraordinario detalle!
  • Los Corn Flakes encima de la nevera, el primer día que la vecina vuelve a la casa maldita, cuando ésta, ya está reformada.
  • Todos los niños, empapados en tinta roja, durante la merienda de cumpleaños de Sophie. Increíble.
  • La escena, cuando el marido se queda encerrado, el primer día de traslado. ¿También estaba 'preparado'? Infamia pura.

happyman